"...Diseña el sucesor del F40 pensando en aplicar toda la tecnología de la Fórmula 1 en un automóvil que pueda ir perfectamente por la calle, y adaptándose a las disposiciones legales...". Este fue el encargo que recibió Pininfarina pocos días antes de que finalizara 1989, casi como un inesperado regalo de Navidad. La llamada había sido realizada desde Maranello, y al otro lado del teléfono se encontraba Piero Ferrari. El equipo de diseño de Pininfarina dirigido por Lorenzo Ramaciotti, comenzó a desarrollar un proyecto denominado en clave F130. En este momento se barajaban dos coches, uno de ellos coupé y el otro descapotable. Pero de ninguna manera se pensó en uno convertible, que pudiera compatibilizar ambas funciones. Se efectuaron muchos proyectos, pero la dirección de Ferrari decidió revelar a la prensa sólo uno: el denominado nº2. El frontal y la trasera eran claramente una evolución del Mythos, basado a su vez en un chasis Testarossa. La filosofía era idéntica, pero las líneas resultaron mucho más redondeadas, y las tomas de aire para los radiadores mucho más pequeñas.
El diseño lateral tendería justo a cubrir justo las
ruedas, al estilo de los Grupo C de competición, creando un limpio alerón que,
en este momento no estaba interrumpido por una toma de aire cercana a la rueda
trasera. Ello era posible ya que en el F50, la vía delantera es más ancha que en
el eje trasero para garantizar así, una ligera tendencia al subviraje, solución
un tanto atípica para provenir de Maranello, pero importante en un coche de
520CV y propulsión posterior.
Los retoques que se fueron efectuando a ese proyecto original pasaron por
alargar todo el prototipo en unos 20cms, para adaptarlo a las necesidades del
mercado americano, hasta la optimización de los coeficientes aerodinámicos
utilizando un potente sistema CAD de diseño por ordenador. Eso llevó al pulido
de las líneas y a la incorporación de alerones y otros elementos.
El túnel de viento se empleó intensamente para obtener un mejor coeficiente
aerodinámico Cx, a lo que también contribuyó el hecho de que los bajos
estuvieran carenados, como en un coche de competición.

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En 1990, Ferrari dio luz verde al desarrollo del descapotable, pero aun
considerándolo como una versión aparte. La posibilidad de instalar una capota de
cristal, fue abandonada y se optó por una completamente cerrada. No fue hasta la
primavera de 1991 cuando se decidió que ambas versiones debían ser una sola,
transformable a gusto del cliente. Se reforzó la estructura para hacer el
descapotable más seguro y se añadieron entradas de aire posteriores y unos
pequeños deflectores laterales para desviar una posible entrada de aire caliente
desde el radiador con el coche descapotado. Desde ese momento, las
modificaciones externas fueron mínimas, y el resultado final, en rojo Ferrari y
negro, extraordinariamente llamativo.
Al igual que hiciera con el F40, Ferrari conmemoró su cincuenta aniversario
con la creación del F50. Con él, Ferrari quiso recuperar una tradición que la
hizo famosa en sus primeros tiempos, como era ofrecer a sus acaudalados clientes
un verdadero coche de competición capaz de rodar por la calle.
El diseño estructural y básico del F50 es similar al de un Formula 1,
partiendo del motor, que lleva incorporado el cambio y las suspensiones en un
diseño autoportante, se construyó alrededor el chasis para el habitáculo,
realizado totalmente en fibra carbono, y luego el resto de elementos, como el
tren delantero, estructuras de soporte y el resto de la carrocería.
El deposito de seguridad de 105 litros está situado entre el motor y los
asientos, y como el resto del chasis, hereda la tecnología de los F1. El peso
conseguido, no supera los 1230Kg, y el reparto de pesos es del 58% sobre el tren
posterior.
Desde que se iniciaba su fabricación hasta el
momento de su entrega, cada F50 necesitaba un periodo mínimo de tres meses, en
una pequeña línea de montaje situada al lado de la del F355. Al principio de la
producción, se conseguía medio coche diario, pero en los últimos meses de
fabricación y con las mismas 15 personas, se llegó a terminar una unidad
completa al día, tras pasar unas cien horas repartidas en las seis fases de
montaje, que tenia la línea.
Como es habitual en Ferrari, los motores fueron producidos íntegramente de
forma artesanal y en sus propias fundiciones, rectificados a continuación uno
por uno, hasta lograr las especificaciones establecidas en el diseño original.
En el caso del F50, dos personas tardaban 16 horas en ensamblar y terminar
completamente el precioso V12, el cual era probado en banco durante tres horas y
media antes de su instalación definitiva en el chasis. Posteriormente, se
realizaban unos 300Km con cada coche, para una inspección final.
El ultimo F50 de los 349 planeados en fabricar,
salió de la cadena de montaje a primeros de 1997, todos ellos con el volante a
la izquierda, todos rojos Ferrari, a excepción de uno plateado y dos azul
marino, para los Estados Unidos.
Según explicó Luca di Montezemolo, en una entrevista realizada a una revista
del motor: "...el F50 es el primer y el ultimo Formula 1 de dos plazas que
sale de Maranello, puesto que con las futuras normas de homologaciones y leyes
antipolución, será imposible repetir este concepto... y no me pregunten por el
F60, acabo de estar pensando en ello y en un futuro próximo se tomará una
decisión. Todavía ni siquiera sabemos si llevará un motor aspirado o de que
tipo...".

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Ferrari desde el principio no quiso que sucediera lo mismo que con el F40,
que una vez vendido, era revendido inmediatamente a casi el doble de su precio a
multimillonarios y coleccionistas, que no deseaban esperar los plazos de entrega
fijados por la fabrica. Así pues la casa de Maranello, estableció una lista
cerrada de vehículos de 349 unidades, asignada a poseedores de un Ferrari, como
mínimo, y con unos pedidos por antelación y previo pago de un adelanto de 1/3
del valor final del coche. El Sultán de Brunei, por ejemplo, tenia encargados
seis F50, y para el mercado Americano, se destinaron unas 150 unidades
aproximadamente...

La versión GT del Ferrari F50, era realmente espectacular...
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Al igual que ya sucedió a finales de los 70 y de forma totalmente
extraoficial, Ferrari empezó un estudio sobre la posibilidad de desarrollar una
unidad de competición del F50. Visto el interés suscitado por el Campeonato BPR
en aquellos años y que la FIA no controlaba, ya que fue de creación privada,
Maranello pensó en la posibilidad de poner a disposición de sus clientes
preferentes, una versión de “carreras” de su modelo estrella, cuya mecánica y
concepto ya aprovechaba con éxito el Ferrari 333SP en el IMSA Americano,
encargando a Michelotto la preparación de tres primeros chasis que deberían
sustituir, si el modelo resultara viable, a los viejos F40LM y F40GTE que se
encontraban al limite de su evolución en dicho Campeonato,... pero fue Bernnie
Eclestone, el que terminó con las intenciones de Ferrari, después de amenazar
seriamente a la casa de Maranello (recordemos que en aquella época, Ferrari no
atravesaba por un buen momento en la F1...), con una clara indirecta: "Si una
escudería quiere ganar el campeonato del mundo de Fórmula-1, hay que dedicarse
de forma integra y exclusivamente a él", dijo,... justo en el instante que
el proyecto del F50GT estaba prácticamente terminado, con un motor que daba más
de 600CV y una línea francamente impresionante,... por lo que nos privó a todos
de ver un autentico Ferrari fuera de serie, en las pruebas de GT y resistencia
de entonces.

Dos imágenes del espectacular Ferrari F50 GT,... en la actualidad,
un cotizado objeto de deseo de muchos coleccionistas...
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